Este legendario motivo debutó por primera vez en forma de llavero en 1969. A cada llavero que se vendía se le asignaba un número de serie y se registraba, de manera que, si se perdía, podía llevarse a la tienda insignia de Tiffany para que se lo devolvieran a su propietario. Aunque esa tradición ya no existe, el motivo clásico perdura en algunos de nuestros diseños más icónicos.