Un debut memorable
Tiffany, en un principio, la invitó para diseñar y decorar una mesa con motivo de una exposición en 1979. En menos de un año, Paloma ya había entablado una exclusiva relación con la empresa para crear una colección de joyas que llevaría su propio nombre: Paloma’s Graffiti. Su presentación revolucionó el mundo del diseño y, a día de hoy, esta sigue siendo su colección más emblemática. Inspirándose en el grafiti, que en aquella época se consideraba vandalismo, Paloma legitimó el arte urbano al incluirlo en diseños realizados con materiales preciosos y convertirlo en algo deseado.