El artista
Schlumberger nació en 1907 en el seno de una prominente familia de fabricantes textiles en Alsacia, Francia, y ya desde pequeño demostró un gran talento para el dibujo. Cuando era un veinteañero, Schlumberger se mudó a París para pulir sus impulsos creativos y su pasión por las artes, y abrió un taller en la calle de la Boetie. En 1937, la diseñadora de moda Elsa Schiaparelli oyó hablar del genio artístico de Schlumberger y lo contrató para dirigir el diseño de sus colecciones de botones y bisutería, lo que le dio un gran reconocimiento. Tras luchar en el ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial, Schlumberger se mudó a Nueva York y abrió una pequeña galería. A pesar de su éxito temprano, no fue hasta cumplir los cincuenta años cuando Walter Hoving, el entonces presidente de Tiffany & Co., le pidió a Schlumberger que se uniera a la empresa en calidad de vicepresidente. Se decoraron un estudio de diseño y una galería especiales según las especificaciones de Schlumberger y, con un abastecimiento ilimitado de las mejores gemas de color al alcance de su mano, el artista creó algunos de los diseños de joyería más espectaculares de su carrera.